El proceso de elección vocacional es continuo. No encontramos una decisión aislada sino una serie de decisiones unidas a nuestra propia historia y en función de las cuales vamos construyendo la identidad vocacional.
En la niñez nos encontramos con las primeras elecciones, conectadas con el deseo de "ser grande". Copiando el mundo real y el de fantasía, ensayamos roles y jugamos a ser princesas, maestros, doctores, astronautas, superhéroes...
Con la experiencia escolar continua el niño comienza a conectarse con diferentes actividades y áreas de la realidad, pudiendo reconocer habilidades y gustos.
En la adolescencia, las transformaciones se dan en varios aspectos y reencontrarse con uno mismo lleva tiempo. Es al finalizar la escuela secundaria cuando el joven comienza a pensar en opciones que
serán parte de su vida cotidiana futura. Poder unir las habilidades y los deseos de cada uno en una decisión realista, será la tarea.
En la vida adulta la identidad vocacional sigue en construcción, pudiendo darse cambios en relación a decisiones previas.
